domingo, febrero 26, 2017

Recordando a Teresa Mira, cmt

26 de febrero 

y celebrar a Teresa Mira García, cmt

La familia de Carmelitas Misioneras Teresianas, Miembros del Grupo MILPA y amigos recordamos con cariño y afecto  a Hna. Teresa Mira García, cmt, en el 76 aniversario de su entrada en el cielo.

Su muerte, como su vida entera fue un regero luminoso de gracia. Su hermana Magdalena Mira, cmt, nos ha dejado un largo testimonio lleno de emoción de sus últimos momentos:   

“Sentías la necesidad de dejar este mundo y entregarte para siempre al Amado. Tu cuerpo estaba ya tan extenuado y consumido que nada le quedaba por perder. Sólo te quedaba el corazón colgado dentro, se supone que sostenido por el amor. Aquí tienes hermana mía el martirio que tanto anhelabas cuando decías: “No tendremos la suerte de ser mártires”. 

Llegó la noche del día 26 de febrero de 1941, a las once, desaparecieron los mareos y los ahogos, quedándote una respiración tranquila y normal. La lucha estaba concluida. Dos horas estuviste con esta respiración de paz; y a la una de la mañana del día 26, miércoles de ceniza,  dejabas de existir entregando tu alma al Creador…”


 (Otro testimonio)[i]

“Novelda vibró silenciosamente con el alma de esta monja que regaba de paz los alrededores de su existencia y la existencia de quienes en ella encontraban un silencio acogedor o una palabra y gesto que conmovían las entrañas de las gentes.

 Ni una palabra de más. Ni un solo desacuerdo entre su fe y su manera de ser cristiana. Los días de la guerra fueron malos días. El hambre rondaba las calles de la pequeña ciudad de Novelda. Teresa daba el pan que no tenía y las palabras de amor que siempre encontraba a punto para consolar a los más tristes

 Luego, cuando le tocó morirse porque la vida le había destrozado toda resistencia, ella se murió con la paz y el sosiego con que terminan de entregar el alma  aquellos que ya la han ido entregando mientras vivían. El pueblo sintió que se le había roto el corazón cuando la enterraron a ella. Y ella, como a veces había dicho, siguió viviendo entre las gentes porque lo suyo fue estar siembre cerca de quienes más la necesitaran”.



 En su sencillez, Teresa Mira García,  ha dejado una estela luminosa que entronca directamente con el carisma palautiano: "amar a Dios y a los hermanos porque son su imagen”  “Hacerles el bien gratuitamente y siempre”